Ángel y Jaumet, dos de mis grandes amigos, visitaron hace un tiempo las catacumbas del convento de los Capuchinos en Palermo, Italia. Desde aquél lugar tan lejano para mí, llegaron unas postales con imágenes de esas que impactan a primera vista y hace que se te salgan los ojos de la pura impresión.
En la postal se podía ver a una serie de cadáveres momificados que permanecían colgados en las paredes del convento y por cada uno de sus pasillos, galerías, y salas enormes bajo tierra, esto ante la falta de espacio para seguir sepultando a los difuntos.
Por qué me acordé de esto? Porque llega a Chile la exposición de los míticos Guerreros de Terracota. Estos miteriosos soldados chinos, descubiertos en la ciudad de Xiang y considerados el mayor hallazgo arqueológico del siglo XX, arribarán al Centro Cultural Palacio de La Moneda en diciembre próximo, cuando se inaugure la exposición "La antigua China y el ejército de terracota" a partir del día 04 del próximo mes y que consta de una serie de estatuas de arcilla que fueron sepultadas junto al emperador Qin Shi Huang en la tumba más grande del mundo y que fueron descubiertas casualmente por unos agricultores en el año 1974.
La figura de Qin Shi Huang, autoproclamado “Primer Emperador” de China y a quién pertenecen estas figuras, es recordada como la del gran unificador de un territorio que hasta el año 221 a.C. había sido una enorme extensión de estados feudales. También como el hombre que impulsó la construcción de la Gran Muralla y estandarizó la divisa y la escritura de lo que hoy es el cuarto país más grande del mundo. Se le conoce por su enorme crueldad y sus legendarias manías, y se cuenta que ordenó enterrar vivos a estudiosos confucianos y quemar todos los libros contrarios a su pensamiento.
La figura de Qin Shi Huang, autoproclamado “Primer Emperador” de China y a quién pertenecen estas figuras, es recordada como la del gran unificador de un territorio que hasta el año 221 a.C. había sido una enorme extensión de estados feudales. También como el hombre que impulsó la construcción de la Gran Muralla y estandarizó la divisa y la escritura de lo que hoy es el cuarto país más grande del mundo. Se le conoce por su enorme crueldad y sus legendarias manías, y se cuenta que ordenó enterrar vivos a estudiosos confucianos y quemar todos los libros contrarios a su pensamiento.
La muestra, que trae a Chile 123 piezas de las dinastías Qin y Han, pretende convertirse en uno de los hitos culturales de la celebración del Bicentenario de nuestro país.
Ya que Palermo no está en mi ruta de viaje en un tiempo cercano, me gustaría ir a Santiago a ver esta exposición.
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