Todos hemos visto y nos hemos enterado de lo ocurrido el pasado 11 de marzo en continente asiático y no creo que haya mucho que se pueda agregar al respecto. Es una pena ver como tanta gente muere sin tener ninguna opción de supervivencia ante el estupor del mundo entero. Eventos como estos, son los que nos hacen ver lo insignificantes y frágiles que somos.
El terremoto de Japón, ocurrido el pasado 11 de marzo, ha pasado, oficialmente, de una magnitud de 8,9 a 9,0 grados en la escala de Richter, y las víctimas siguen sumando dolor a este gigante asiático.
Las autoridades japonesas aumentaron hoy a dos mil 414 los fallecidos y a tres mil 118 los desaparecidos por el terremoto y posterior tsunami del viernes en el noreste del país, de acuerdo al último recuento de la Policía, aunque se espera que esta cifra siga en aumento debido a que aún hay mucha gente que no se ha reportado con las autoridades, las que esperan que sean personas que escaparon a localidades cercanas para huir del tsunami y no que sean nuevas víctimas fatales que se sumen al desastre.
Pero el miedo aún no termina, debido a que ahora se suma el riesgo de contaminación radiactiva a causa de los daños sufridos por algunas de las plantas nucleares del país en el terremoto, lo que por aquí ha generado un nuevo debate en relación a lo seguro de construir este tipo de centrales de energía en países con historial sísmico tan activo como Japón y Chile, en donde se estudia la posibilidad de instalar plantas de este tipo ante el creciente déficit energético.
Los efectos de este megasismo se hicieron sentir en el litoral chileno unas 20 horas después de ocurrido el terremoto en Japón.
El ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, precisó que no se han reportado víctimas ni daños materiales de consideración como consecuencia del tren de olas que en horas de la madrugada llegó a Chile. La autoridad se refirió a pérdidas menores en localidades costeras de las regiones del Maule y el Bío Bío y sobre todo en el austral archipiélago de Chiloé, perteneciente a la región de Los Lagos, donde ingresaron olas de hasta ocho metros de altura, con saldo de una veintena de embarcaciones afectadas.
Espero sinceramente que Japón, acostumbrado a todo tipo de catástrofes, pueda recuperarse pronto y que las familias que han perdido a seres queridos puedan encontrar paz y reconstruir sus vidas.
Los japoneses son un ejemplo de superación. Resurgirán de sus cenizas y volverán a ponerse en cabeza de la economía mundial. Palabrita de Runner.
ResponderEliminarMe llamó profundamente la atención la calma y el orden con que la población ha acudido a buscar comida y albergue, en muchos casos haciendo pacientemente largas filas y pagando por lo que que recibían. ¡Todo un ejemplo!
ResponderEliminarRunner... hola. nos cruzamos por Chile vivendo al lado jajajaj...
ResponderEliminarA mi se me ponen los pelos de punta con este asunto... me da una pena enorme.. te aconsejo que cada día veas las fotogalerias del Elpaís.com. muy buenas... abrazos..
Gracias, Kenyon. Tomo nota :)
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