Hoy desperté a eso de las 5.00 a.m. En la oscuridad sentía que todo se movía de manera circular por al menos unos 30 segundos. Cuando ya estaba por saltar de la cama, se detuvo.
El movimiento fue un nuevo temblor, esta vez, con epicentro a 65 kilómetros al oeste noroeste de Curicó y que fue calificado como de mediana intensidad por la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), organismo que fijó su máxima intensidad en 5 grados en la Escala de Mercalli en la costa de Llico e Iloca, muy cerca de donde vivo.
Desde el terremoto no han cesado las réplicas, la mayoría de ellas bordeando los 6 o 7 grados y generalmente de noche.
Estamos todos medio acostumbrados a tanto temblor, pero en el fondo, el miedo a un nuevo terremoto sigue latente y es una posibilidad cierta.
Un “profeta” de una iglesia evangélica de Longaví dijo hace unos días que Dios le reveló que anoche habría un terremoto de igual o mayor intensidad que el de febrero recién pasado, pero que además este sería de fuego, así que mucha gente ya está mirando al “Nevado de Longaví”, nuestro volcán que ha estado dormido por 2 mil años y que está ubicado muy cerca del pueblo. Fue fuerte, pero no hubo fuego ni estuvo cerca de los 8.8 grados de hace tres meses.
Anoche me llevé un buen susto, porque creas o no, ante los eventos geológicos de un país sísmico como Chile, quedas con algo de psicosis y anuncios o rumores de la milicia, bomberos y “profetas” que hablan de un nuevo terremoto, informado por el gobierno a sus instituciones de emergencia o por Dios a sus elegidos, no hacen más que incrementar la sensación de temor e indefensión.
Dónde estaba este profeta con sus visiones antes del 27 de febrero? Seguramente corriendo despavorido en medio de la oscuridad, tratando de salvar su vida, como todo el resto del país.
El movimiento fue un nuevo temblor, esta vez, con epicentro a 65 kilómetros al oeste noroeste de Curicó y que fue calificado como de mediana intensidad por la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), organismo que fijó su máxima intensidad en 5 grados en la Escala de Mercalli en la costa de Llico e Iloca, muy cerca de donde vivo.
Desde el terremoto no han cesado las réplicas, la mayoría de ellas bordeando los 6 o 7 grados y generalmente de noche.
Estamos todos medio acostumbrados a tanto temblor, pero en el fondo, el miedo a un nuevo terremoto sigue latente y es una posibilidad cierta.
Un “profeta” de una iglesia evangélica de Longaví dijo hace unos días que Dios le reveló que anoche habría un terremoto de igual o mayor intensidad que el de febrero recién pasado, pero que además este sería de fuego, así que mucha gente ya está mirando al “Nevado de Longaví”, nuestro volcán que ha estado dormido por 2 mil años y que está ubicado muy cerca del pueblo. Fue fuerte, pero no hubo fuego ni estuvo cerca de los 8.8 grados de hace tres meses.
Anoche me llevé un buen susto, porque creas o no, ante los eventos geológicos de un país sísmico como Chile, quedas con algo de psicosis y anuncios o rumores de la milicia, bomberos y “profetas” que hablan de un nuevo terremoto, informado por el gobierno a sus instituciones de emergencia o por Dios a sus elegidos, no hacen más que incrementar la sensación de temor e indefensión.
Dónde estaba este profeta con sus visiones antes del 27 de febrero? Seguramente corriendo despavorido en medio de la oscuridad, tratando de salvar su vida, como todo el resto del país.
Menudo susto te habrás llevado, chaval. Un abrazo.
ResponderEliminarHoy está "avisado" un terremoto para las 05.00 hrs. Son las 01.28 de la mañana y estoy a espera...
ResponderEliminarSaludos!