Anoche me dormí temprano después de un día agotador. En realidad, ya llevo muchos días agotadores, el sueño es cada vez mayor y mi mente está siempre ocupada pensando en las cosas que tengo que hacer mañana y en las que quedaron pendientes hoy.
Que no se me olvide saludar a mi prima Kelly que mañana está de cumpleaños. Tengo que llamar a la compañía eléctrica para que reponga el tendido eléctrico de mi casa, debo llevar mi notebook al trabajo porque tengo que trabajar para el acto del 30 de este mes y necesito programas que tengo ahí instalados -pensaba mientras todo se iba a negro en mi cabeza-.
Pues bien, resulta que hoy desperté y a los pocos minutos recordé que ayer se había acabado el mundo. Me lo advirtieron mis compañeros de labores, mis contactos de Facebook y hasta en la edición central de las noticias -y todo por culpa de la alineación del cometa Elenin descubierto en diciembre del 2010-, lo que no recordé hasta hoy que me disponía ya a salir de la casa rumbo al trabajo.
Noté por fin que no morí en el anunciado desastre y que estar en pie nuevamente significaba que tenía ante mí estaba una nueva era, un nuevo comienzo y por ende, una nueva vida. Quizás en esta me irá mejor.
Con el paso de las horas, las tareas pendientes de ayer y las que debía completar durante este día reaparecieron. Me llamó a medio día a mi teléfono celular una mujer del “Lider”, para contarme que ya que tenía la tarjeta de crédito del supermercado podía tomar un súper seguro de vida a muy bajo costo y que convertiría en millonarios a mis herederos. Corrí para tener las invitaciones listas para el acto del 30 al que están invitados el Alcalde y los Concejales de mi pueblo y mi amigo Félix, me recordó por mail que debo quitar la voz de un tema folclórico para que la cante no se quién en el Campeonato Nacional de Cuecas de la comuna vecina de Retiro. En las noticias siguen hablando de corrupción, delincuencia, guerras… Esta nueva oportunidad para la humanidad, más espiritual y simple que prometían los videntes y eruditos de las estrellas, no parece ser muy diferente al anterior.
Concluyo, cuando ya son exactamente las 23:00 hrs. del día después, que no me está gustando nada este nuevo mundo; se asemeja tanto al que se acabó ayer.
Al parecer, Salfate -en sus chabacanas teorías apocalípticas aprendidas en Youtube- se equivocó una vez más.
Salfate debería dedicarse a lo que realmente sabe hacer; ver películas Gore y de Anime Japonesas.
P.S. Dedicado a todos los crédulos y alarmistas del mundo, que especulan y ven cosas donde no las hay, pero especialmente a los que desperdician su tiempo esperando un final que sólo vendrá el día que tenga que llegar.
¿Cuántas veces se habrá acabado el mundo ya? Hay mucha apocalíptica ociosa por ahí suelta. Sigamos engordando nuestro plan de pensiones, que esto va para largo.
ResponderEliminar...o a intentarlo al menos, Runner, que con esto de la crisis mundial y el dolar subiendo y bajando como calzón de quinceañera, es cada vez más difícil volver obeso el dichoso plan de pensión. :-(
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