Los “rostros” de televisión en general me producen repulsión. Todos tan maquillados, sintéticos, maqueteados, perfectos y compuestitos me terminan molestando. Lo anterior es una de las razones por las cuales casi no veo televisión. Me aburre tanta tonta y payaso en la parrilla programática de los canales.
Hoy comenzó una nueva temporada en TVN de “Animal Nocturno”, conducido por Felipe Camoroaga y me tuve que tragar media hora de programa, porque cenaba con mi mamá y ella tenía puesto ese canal.
Entre lo poco relevante de los invitados, apareció en escena Karen Doggenweiler, esa pobre mujer que sólo verla en pantalla me pone mal genio y quien, desde que la conozco, es la segundona de todo programa en el que aparece. Fue relleno en “Buenos días a todos”, el programa matinal de TVN, también fue el relleno en “Pase lo que pase”, “El baile”, “Estrellas en el hielo”, “Pelotón” y en cuanto programa se pueda uno acordar que haya participado. Ahora, en “Animal Nocturno”, en donde realizará notas de distinta índole es lo mismo; El adorno. La podrían poner como Gomero en un rincón del estudio y uno ni notaría la diferencia.
El productor general del programa estelar de Camiroaga, Guillermo Muñoz, comentó: “Ella es un aporte potente para el programa, así que estamos bien contentos con eso”. Es así como, por ejemplo para el episodio de hoy, se insertó en la primera boda gay en Argentina, teniendo acceso a la fiesta de los novios. La nota no duró más de 3 minutos y Karen sólo se limitó a presentar la nota, cosa que podría haber hecho cualquier otra persona y luego, lo de costumbre, la pobre se limita a sonreir, saludar a la cámara y…. rellenar.
Pudiendo sacarle provecho al tema, generar debate, lucirse, ella se limitó a comentar que era el único medio chileno invitado a la fiesta, que lo estaba pasando muy bien y que, ese era un evento histórico.
Karen Doggenweiler es como el arroz. Claro, tiene un montón de usos prácticos, pero que finalmente termina sirviendo sólo para acompañar lo importante de un plato.