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Mucho trabajo, en gran medida, producto de las mil cosas que hay que hacer con motivo del bicentenario patrio, que tiene a todos de cabeza preparando desfiles, invitaciones y actos varios para que las autoridades se luzcan, la comunidad se divierta y quienes trabajamos en el sistema público nos estresemos más de la cuenta.
Se acercan los 34 años y el cuerpo ya empieza a mostrar los signos de la edad, supongo. Tienen que clavarme una aguja en la columna para inyectar un líquido que calme los dolores y corrija un problema en una vértebra, hoy en el dentista para extraer una muela, la próxima semana en el oculista y la siguiente, así como voy, sólo Dios sabe!
Duermo poco, trabajo mucho, como tarde mal y nunca, sin contar que fumo como si el mundo se fuera a acabar mañana, pero es que no puedo cambiar el ritmo por ahora. Las cuentas no esperan a fin de mes.
Crecer y madurar implican mayores responsabilidades. La vida del hombre adulto es una cosa muy seria que no admite flaquezas ni niñerías, pero hoy es de esos días en que mandaría a la mierda todas mis cosas “tan importantes” de hombre grande y me quedaría acostado sin hacer nada una semana entera.
Doctor, otro analgésico por favor!
2 comentarios:
Yo tengo 32 y todavía no necesito analgésicos, pero ya me hiciste preocuparme.
Muy bueno, Jaime! Jajajajaja.
Hoy decidí no ir a trabajo, al menos por la mañana, así que le mandé un mensaje de texto a mi jefa y me quedé en cama unas cuantas horas extras... ya me siento mejor. ;-)
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