Los seres humanos somos, de seguro, lo más extraño de toda la creación. Ambiciosos, orgullosos e inconformistas.Si tenemos 2, queremos 4. Si nos equivocamos, permitiríamos que el mundo se acabara con tal de no reconocer nuestro error. Si es verano, nos quejamos del calor y si es invierno, reclamamos por el frío.
Lo anterior viene de una conversación que tuve ayer con un amigo, policía, de rango medio, joven, con un buen pasar económico, un trabajo que lo motiva y le gusta, disfrutando de sus padres, hermanas, sobrinos y amigos que viven en la misma ciudad en donde labora, además de estar enamorado y en pareja.
Parece ser una vida ideal, o al menos, la que muchos quisiéramos. Estable, ordenada y resuelta, pero el caso es que para él parece no ser suficiente.
Está triste, angustiado y me contó que dos veces ha tratado de pegarse un tiro en medio de aquellas largas noches de guardia, cuando nadie de sus compañeros está cerca para notar sus intenciones.
Del asombro, del no entender nada, pasé a la preocupación, y de eso a la pregunta: ¿Cuánto es suficiente para ser feliz?
No quiero decir que mi amigo se esté inventando una depresión con el motivo de llamar la atención, ni que es una mala persona, no es ese el punto, es sólo que no entiendo cómo alguien con tantas cosas buenas en su vida puede estar sumido en semejante vacío. ¿Qué queda para el resto que estamos a medio filo en todo?
Le he ofrecido mi ayuda y le he dicho que aquí estoy si en algo puede ayudar mi compañía, consejo o lo que haga falta, pero…. sigo sin entender.
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