Inés Pérez Concha y la historia de un comentario desafortunado.

Hace unos días hubo una noticia que causó la indignación de la gente que tuvo la ocasión de enterarse de ella y que hacía referencia a la normativa del exclusivo condominio “El Algarrobal II”, ubicado en la comuna de Colina en la Región Metropolitana, que impide a los empleados de las casas particulares a circular por las calles del acomodado barrio.

Según las normas del lugar, los jardineros, obreros de la construcción y asesoras domésticas, deben movilizarse en vehículos especialmente acondicionados para el transporte de personas, con el fin de que no se mezclen con los dueños de las propiedades del sector residencial, lo que ya le valió una querella por discriminación a la administración del polémico condominio.

Pero como las cosas siempre pueden ser peor, el canal Chilevisión entrevistó a una de las residentes llamada Inés Pérez Concha, quien tuvo la mala idea de comentar que: “Acá la única obligación que tiene mi nana (asesora del hogar) es que al ingresar a las ocho y media de la mañana y al retirarse a las seis de la tarde, lo tiene que hacer en un furgón. ¿Te imaginai (sic) acá en el condominio caminando pa’ fuera, todos los obreros caminando por la calle y tus hijos ahí en bicicleta?”

A la tal Inés, después de emitida la nota en el noticiero central de CHV, lo más suave que le han dicho es “Piojo resucitado” y la han puesto en las redes sociales, tales como Facebook y Twitter, como el vivo ejemplo del arribismo y el clasismo de los sectores acomodados del país.

Hace unas horas una amiga de Inés Pérez, que se identificó con las iniciales M.C.K., salió en su defensa, comentando que la nota hecha por el canal de televisión fue “sacada de contexto”, porque la nota duraba originalmente 10 minutos, pero que al emitirse sólo los 20 segundos que han generado toda esta polémica, se malinterpretó lo que Inés quiso expresar originalmente, es decir, el riesgo de que tus hijos circulen en medio de personas desconocidas que entran y salen del lugar en donde vive y agregó que “reconoce que la embarró (se equivocó), porque está discriminando, pero que no fue eso lo que quiso decir”.

Inés usó las palabras equivocadas y está pagando por ello, al punto que su esposo ha debido limitar su cuenta a Facebook para evitar el robo de imágenes de su familia para el mal uso de los detractores del comentario que las han estado usando para burlarse de su mujer.

Este es el polémico video:

Esta es, una vez más, otra prueba del doble estándar del chileno. Reclama igualdad de derechos y se ofende por quienes discriminan y luego, en represalia, hace lo mismo con quien metió la pata.

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